Hay dos tazas de café, dos relojes en los que se puede ver la hora (las 16:38 y las 9:55) y otros dos en los que no, hay dos encinas y una alameda, un pozo, dos máquinas de escribir, una maleta con su revólver, un bolígrafo, un paraguas, aparece el hospital de Pozoblanco, la cruz de la aparición de la Virgen de Veredas y el Tejar de Azuel, cinco mujeres y nueve hombres, ocho llevan gafas, una en las manos, diez miran al espectador y cuatro no, y de estos dos miran arriba y otros dos abajo, seis están en interiores y el resto fuera, en nueve aparece el libro, a tres no se les ven las manos, cinco hombres tienen barba y dos llevan boina.
Los retratos están llenos de detalles y reflejan la diversidad y la fuerza de una literatura arraigada en la comarca, pero de alcance universal. Los fotógrafos se han manifestado como auténticos artistas, transformando cada imagen en un poema visual.
En 2014 escribí dos entradas en Solienses explicando el sentido que sus autores habían querido transmitir a través de
aquellos primeros siete retratos. Pueden verse aquí:
Ahora quisiera hacer algunos comentarios de localización e intenciones sobre el resto de imágenes.
María Pizarro [Foto: Asun Rojas] y Juan Bosco Castilla [Foto: Miguel Moyano].
Las fotografías de
María Pizarro y
Juan Bosco Castilla, realizadas por
Asun Rojas y
Miguel Moyano respectivamente,
se incorporaron a la colección en 2017 (pueden verse en el anterior enlace). La de María Pizarro, una explosión de color y luminosidad, fue tomada en una finca del término de Villanueva de Córdoba. La ruina del edificio que se observa al fondo contrasta con la robustez casi inmortal de la encina sobre la que se apoya la escritora, mientras que elementos de grafismo acentúan el carácter simbólico. La foto de
Juan Bosco Castilla se hizo en el estudio de
Miguel Moyano y presenta una escenografía que juega con referencias al contenido de la novela del autor galardonado, una intriga detectivesca de corte clásico.
Ana Castro [Foto: Mayte Barbarroja].
El retrato de
Ana Castro, encargado a
Mayte Barbarroja, iba a realizarse inicialmente en la sala de espera del Hospital Comarcal de Pozoblanco, aprovechando un domingo en el que no había pacientes para consultas. Sin embargo, los responsables del centro sanitario nos impidieron realizar allí la sesión y tuvimos que desplazarnos al exterior. Fuera del edificio, Mayte consiguió finalmente dos fotografías extraordinarias que reflejan muy bien tanto la personalidad de la escritora retratada como el contenido de su libro, volcado en el dolor. Elegimos para la exposición la imagen que muestra el letrero de Urgencias, por su carácter simbólico. La segunda fotografía la utiliza Ana
en la portada de su página web.
José Manuel Blanco [Foto: Antonio Jesús Dueñas].
La fotografía de José Manuel Blanco la tomó Antonio Jesús Dueñas en una calurosa tarde primaveral (cuadrar citas entre escritor y fotógrafo no siempre resultó fácil) en el entorno de la ermita de la Virgen de Veredas de Torrecampo, junto a la cruz que señala el lugar de la aparición. El campo lucía en su esplendor, la jara florecida, más grados de lo habitual por esas fechas y un reloj que marca las 16:38.
Fernando González Viñas [Foto: Hilario Rubio].
Fernando González Viñas e
Hilario Rubio, por el contrario, se fueron hasta la capital cordobesa, a un lugar de sabor setentero como la cafetería Savoy, en la avenida de la República Argentina. Sus azulejos de colores y su mobiliario vintage resultaron el decorado perfecto para evocar la cultura pop del libro. "Yo buscaba sobre todo naturalidad -dice Hilario- No quería poses. Mientras me firmaba el libro, le dije de pronto que mirara y disparé. Y ya estuvo la foto hecha. Luego continué haciéndole fotos con instrucciones sobre cómo colocarse, mira para acá, mira para allá, pero ya se veía todo más forzado".
José Luis Blasco [Foto: Ismael].
La fotografía de
José Luis Blasco pertenece a la serie de instantáneas que tomó
Ismael durante el acto de entrega del Premio Solienses 2024 en la ermita de la Virgen de Guía. Son fotos que Ismael captó al azar, guiado por su instinto artístico, sin ninguna intención previa ni destino definido. La rápida muerte del escritor nos impidió formalizar un encuentro para planificar una foto expresamente para la exposición, por lo que hubimos de echar mano al material disponible. La imagen seleccionada impacta por lo directo del mensaje, por cómo el artista ha captado la identidad del escritor en sus circunstancias personales de aquel momento. El blanco y negro refuerza el contenido simbólico de la estampa.
Araceli Fernández León [Foto: Laura Mª Sánchez].
Finalmente Laura María Sánchez decidió llevar su retrato de Araceli Fernández León hasta el Tejar de Azuel, en un intento de remarcar la comunión existente entre lo lírico y lo rural. "Lo rural se convierte en fuente inagotable de inspiración poética" -dice Laura- "y el Tejar ofrece un escenario de belleza sencilla y profunda. Quería encontrar la conexión mutua que revela cómo la lírica capta la esencia de la vida en el campo, elevando sus paisajes, gentes y tradiciones a una expresión artística que resalta aún más la belleza poética que encierra". La boca del tejar es a la vez entrada y salida al mundo poético, una puerta al pasado y al futuro. La imagen de Araceli refleja naturalidad, pero guarda el misterio ancestral de lo que se esconde dentro del tejar.